UN VESTIDO DE NOVIA DESIGUAL


Todo vestido de novia tiene su propia magia,
su propio y sin igual encanto.
Laboriosas y pacientes horas de intenso trabajo
que solo se saldan al contemplar el rostro feliz
y agradecido de una joven novia.

Un vestido de novia lleva en su blancura
la ilusión más bella y en cada puntada,
la esperanza más pura de una vida plena y
venturosa junto al ser amado.

Y así llegó mi hija al altar,
radiante y más bella que nunca.
Enamorada y presta a iniciar una nueva vida.
Y su hermoso vestido no era un vestido importado.
Ni tenía el sello de algún conocido diseñador de moda
pero con seguridad les digo que en cada puntada,
llevaba el sello del amor más puro:
el amor filial más auténtico.

Con orgullo y donaire, mi querida hija lució
su bello vestido: made by tía Laly.
Como dirían los especialistas en marketing
“una firma bien paraguaya, del grupo
Ferreira Ruiz Díaz, cuyo slogan es
bien hecho y hecho con amor”.

Mi hija sin duda es muy afortunada.
Y vos, mi querida hermana, bordaste este
vestido con mucho esfuerzo, venciendo
con voluntad de hierro, todas las dificultades
pero quiero que sepas que al hacerlo
bordaste también nuestras almas
con las mejores perlas y piedras preciosas
que el ser humano puede ostentar:
tu ejemplo de nobleza y generosidad.

Son tu legado de amor, que atesoramos en nuestros
corazones y que siempre intentaremos imitar.
Mi querida hermana, una vez más, nos demostraste
que eres una guerrera de ley
una guerrera a toda prueba.

Tu espada es el amor,
y en el buen humor, te escudas.
¿Tu hogar? ¿Tu familia? Tu fortaleza más segura.
Y tu ondeante bandera, la libertad y la coherencia.

Hoy en tu dolorosa ausencia,
a dios entrego mi agradecimiento,
que puedas gozar de su gloria eterna
y junto con él, a diario nos bendigas
a tus hijos y todos los que te amamos
y extrañamos tanto.



El vestido de novia de mi hija lo confeccionó mi hermana, entre cirugías y sesiones de quimioterapia, no quiso que otra persona lo hiciera. Guardé estas palabras por algún tiempo, pues quería entregárselo con una foto y una tarjeta, pensaba en aquel entonces, que teníamos mucho tiempo por delante. Ella murió antes de que mi hija cumpliera cuatro meses de casada.