Por qué siempre sabes que estaré aqui

Como bien sabemos no todas las historias comienzan con un “Había una vez” así que esta historia es un poco especial.

No siempre el primer amor es tu primera novia en la vida, así que esta es mi historia de mi primer amor grande y verdadero. Mi nombre es Alberto, un chico desorientado, tal vez por la sociedad, tal vez por gusto propio no es algo que podamos apreciar con simple facilidad, lo único que se hoy es que estoy enamorado, sí enamorado de la persona más maravillosa del mundo.

Creemos que las redes sociales solo son para aparentar lo que no somos, para creer que podemos ser más de lo que demostramos pero en ocasiones encontramos un poco más que eso, así es como empieza mi historia de amor, en un día tan casual como cualquier otro llegas cansado aburrido o simplemente sofocado de la vida tan cotidiana en la que interactúas, prendes tu ordenador, celular y todo aquello que te comunica con el mundo solo para saber que ella está ahí, los nervios te matan y la ansiedad es cada vez mayor. Si es ella, quien no conoces y cuentas todo lo acontecido en tu día, a quien le cantarías y dedicarías canciones el resto de la noche.

Llega el preciado momento en que la conocerás en persona y ahí esta tan radiante como siempre, sabes que la conoces y te conoce y nunca han cruzado palabra, tu cuerpo tiembla de emoción, tu boca se paraliza y no sabe más que tartamudear cada que se presta la ocasión, pero no paras es tu momento y oportunidad. No puedes mentirte, no puedes dejar de mirarla, y tu mente empieza a jugar contigo, divagas y quieres decirle todo lo que sientes, pero crees que no es el momento, o peor aún ella no siente lo mismo, decaes en el miedo y desesperación, pero lo afrontas y disfrutas el momento, pasan los días, las horas, los minutos y segundos y llega la segunda cita después de varias llamadas y decides que debes afrontarte a tu temores al amor.

Ahí está ella caminando en un día nublado y lluvioso, pero nada de eso importa ella va tu lado podría estar cayendo el cielo en pedazos y nada de eso importaría al fin sientes que hay un destello de luz en tu corazón, una diminuta pero valiosa sensación de que ella se fijara en ti, de repente llega un punto crucial antes de la despedida, sabes que es el momento adecuado, tu respiración es más rápida, tu corazón acelera, tiemblas de emoción y de temor, no sabes que harás, sin pensarlo estas en el momento más romántico de tu vida un beso bajo la lluvia, en un día tan especial para ti desde ese momento, son solo unos segundos pero no quieres que termine nunca, mas sin en cambio no tienes como congelar el tiempo así que es inevitable una despedida, pero eso no es un problema puedes esperar y continuar por qué sabes que solo será un momento, y ahora solo aguardas a que el tiempo pase más rápido para volver a estar a su lado, escribes todo lo que viene a tu mente con relación al amor, buscas cualquier excusa para decir lo valiosa que es ella para ti y sabes que es la verdad la amas y quieres imaginar toda una vida a su lado.

Ahora ha transcurrido más de un año y hemos vivido nuevas experiencias y tanta felicidad ella me ha dado no cambiaría ni un pequeño momento que he estado a su lado, este apenas es el presente y aun no sé que me depare el futuro a lado de ella, solo sé que será un:

“Vivieron felices para siempre”.



Últimos días en mi casa de soltero

Con Luciana nos hicimos amigos desde los tiempos de la escuela secundaria, cuando provenientes de otra ciudad, mis padres adquirieron la casa, contigua a la de ella en Bahía Blanca – Argentina. Frecuentábamos el mismo club y compartimos algunas de las actividades deportivas, como natación y tenis.

Además de inteligente, simpática e ingeniosa era una chica bonita y se convirtió en una mujer muy linda. La naturaleza la dotó de atributos femeninos privilegiados: alta más que el promedio, cabello azabache, ojos increíbles, rasgos faciales delicados, seno, cola y piernas intachables. Era casi inevitable fantasear con ella, pero, conmigo sólo había habido amistad.

Se casó y se quedó a vivir en la casa de los padres. Yo en cambio me mudé a (y sigo residiendo en) otras ciudades llevado por mi profesión. Con el tiempo, lamentablemente, fallecieron mis padres y mis dos hermanos por lo que decidí poner en venta la propiedad que había heredado.

Concretada, después de un espera prolongada, la operación, antes de la entrega al comprador, dejé por una semana mis ocupaciones de profesional independiente, y me instalé en la casa (solo ya que estaba separado, tramitando el divorcio con mi esposa) para hacer un escrutinio del contenido (menos los muebles que estaban incluidos en la venta) para definir con que quedarme, que regalar o que dejar para que los nuevos dueños, decidieran. Ya el primer día, vinieron a saludarme vecinos, conocidos y un par de ex compañeros de escuela. Luciana fue una de las primeras, alojada en la casa de al lado, no tardó en detectar mi presencia. Me saludó con vivas muestras de alegría y prometió (y cumplió) venir todos los días para ponernos al día sobre nuestras vidas.

A la tarde del tercer día consumimos un par de tazas de café, siguiendo con el intercambio de relatos de vivencias personales varias, sentados frente a frente en el living, yo en el sofá, ella en un sillón. De pronto noté que Luciana, cada pocos segundos, me enviaba miradas furtivas y leves intentos para llamar mi atención: cruzar y descruzar las piernas, tamborilear los dedos en el apoya brazos, pequeños suspiros,….. Finalmente se incorporó y vino a sentarse a mi lado. Se quedó largos segundos con sus ojos fijos en los míos, suspiró una vez más y:

– ¡Juan!!!…¿Cuántos años hace que te conozco? –
– Siempre nos llevamos muy bien ¿no es así? – continuó
– ¿Por qué, en todo este tiempo, nos conformamos en ser sólo amigos? – agregó.
Me pareció que estaba turbada, ansiosa y no se esforzaba en disimularlo.
De sorprendido y perplejo pasé a verla de forma diferente, a tomar conciencia que, sin tapujos, ella me daba a entender el deseo de cambiar nuestras relaciones de amistosas a amorosas.
-Sí, nos conocemos desde hace más de 30 años y, concuerdo, siempre fuimos muy compinches. Ganas no me faltaron de algo más y, no me faltan ahora pero ¿y tu marido?-
-¡No me hables de ese cretino!!-
A juzgar por los ojos, su aversión no era sólo hacia alguien, sino contra toda la humanidad.
Con la intención de distenderla, le dije en broma:
-No sabía que te habías casado con uno de la isla de Creta.-
Le gustó la ironía, aflojó la expresión en su rostro:
-No es el caso de mi cretino. El sufre de cretinismo total. –
Le acaricié una mejilla, le rodee el cuerpo con mi brazo derecho y la atraje hacia mí y, por primera vez en tantos años, rocé con mis labios los suyos. Eché hacia atrás mi cabeza para calibrar el efecto de mi atrevimiento o tanteo para calibrar hasta donde avanzar.
En sus ojos vi reflejadas mis fantasías eróticas y los incendios de su mente. Inmediatamente después de un corto período de contemplación percibí como su piel exudaba un aroma seductor irresistible.

Ella debe haber recibido el de mi piel exacerbada. Nos besamos desaforadamente.

La vetusta cama de mis padres, se vio sacudida del letargo de tantos años, y sometida a solicitaciones más propias de veinteañeros que de un par, próximos a los 50 años de edad, desmadrados por la pasión y el placer mutuo. Desde esa tarde, me sentí y comporté como un adolescente enfermo de amor. Luciana pasó a ser casi todo en lo que puedo pensar. O estoy con ella, o ella está en mis pensamientos.

En rigor, hace más de un año que está conmigo, ella también dejó su casa paterna. Y a su “cretino” por supuesto. Disfrutamos en cualquier momento y lugar del calor mutuo y del aroma íntimo de la mujer deseada, yo.

El amor es increíble a cualquier edad. Aun me pregunto cómo, teniéndolo a la vista tanto tiempo, tardé tanto en reconocerlo.

Quiero envejecer junto a ella.

Pensándolo, con la perspectiva que da el tiempo, creo que me casé con mi primera esposa, por el hecho de que era hermosa y estaba enamorado aunque no tenía idea cabal de nuestras aptitudes para unirnos y convivir. Con Luciana comparto, además de tres décadas de amistad y de confidencias, la pasión por la literatura, el intercambio/crítica de ideas, la afición por el teatro, los viajes. Lo cual, no es garantía del 100% pero es una buena receta para la compatibilidad y convivencia a largo plazo.


Me dicen mi amor, mi vida, mi cielo:

Todavía en mayo y ya casi concluyendo nuestra historia, mi mamá un día se acercó a mí y me dijo que si me acordaba de un primo, en breve les contare, ese primo se casó con una mujer a escondidas de todos ya que todos veíamos que no era muy amable, a él le gustaba mucho, se casaron ella salió embarazada mi tía pensó que era fuera del matrimonio y le dijeron que estaban casados, mi tía enfermo y no murió de eso pero la familia quedo quebrada y no muy unida después de es. Me dijo que mejor empezara a ser honesta con ella ya que no quería que se repitiera la historia de mi primo. Y me dejo pensando bastante ya que en realidad eso ya estaba pasando, mi familia que tanto me apoyaba y me quería seguía conmigo pero más distante y en algunas ocasiones algo molesta. El día de las madres 10 de mayo pues es un día que estaría con mi mamá, iríamos a casa de mi tía a festejar y pasarla bien. Y así fue hasta que me empezó a llamar cada 5 minutos y yo no conteste. Hasta que por fin lo hice solo para que me hiciera un escándalo de cómo es que no me importaba él y que solo pensaba en mí y ahí fue cuando dije basta, es el día de mi mamá, es para festejarla a ella y que él no haya hecho lo mismo no significa que yo tenga que hacerlo, todo lo que decía estaba mal y todo lo que yo decía lo torcía y lo hacía ver como algo malo.

Ese día llegue a mi punto limite y al día siguiente decidí ignorarlo por completo, para que viera que ahora si lo hacía a propósito. El lunes cuando nos vimos ni siquiera nos saludamos, no me espero como de costumbre y fue hasta que yo le hable en la noche cuando hablamos un poco y algo distantes. Al día siguiente le dije que creía que no podía seguir con eso que prefería dejar de quitarle su tiempo y que el encontrara a alguien que realmente cumpliera sus sueños y no le pusiera tantas trabas como yo lo hacía. Ese día al despedirnos le dije que no podía casarme con él en julio como habíamos dicho y le dije que quería un mínimo de un año y él dijo ni tu ni yo seis meses te parecen bien y dije que sí, aunque sinceramente sabía que en seis meses no se lograría mucho. Ese día hablamos por la noche y teníamos un evento en el trabajo, pero yo tenía otro compromiso y no iba a ir, él me dijo que le gustaría que fuera ya que sería en el mismo lugar que fue nuestra primera fiesta donde compartimos del mismo plato y donde nos pusimos en contacto. Yo le dije que lo sentía pero que no iría, a lo que él me contesto que a quien vería o con quien saldría, que era lo es estaba escondiendo y en general, no estaba escondiendo nada, solo no podía asistir por que ya tenía otro evento programado antes de ese, ese día me dijo que siempre le mentía que nunca era sincera con él y que siempre lo había engañado, fue tanto mi coraje de estar haciendo las cosas bien y no mentirle en nada que preferí colgarle y apagar el teléfono para no escuchar más de sus tonterías.

Por la mañana ni siquiera intente llevarme el teléfono y seguí el día como si fuera uno más, como si no tuviera que darle explicaciones a nadie. Si yo sé que no fue la mejor manera de reaccionar pero necesitaba dejar de rogarle cada vez que se enojaba por cosas en las que yo no tenía la culpa, siempre era lo mismo se molestaba porque me quedaba dormida y no le contestaba el último mensaje y ahí estaba yo pidiéndole perdón por eso, que me fui con mis primos al cine y se me acabo la batería, él se iba se salía igual y luego no me contestaba hasta el día siguiente solo porque no le avise que ya había llegado. Pero el colmo de los casos fue una vez que llegamos de su casa donde habíamos cenado, me dejo, cerré la puerta, le envié un mensaje de buenas noches y dormí, me mando mensajes y mensajes pero yo estaba dormida, hasta que a las 6 de la mañana me levanta muy enojado diciéndome que en donde estaba, le dije que en mi casa y me dijo que no le dijera mentiras que sabía que me había ido con mis amigas a bailar, que él me había visto, que él se había quedado fuera de mi casa para verme, todo fue mentira, ese día llegue a dormir ¿Por qué saldría con mis amigas a escondidas si en realidad mis amigas sabían que rechazaría la oferta? Ellas se alejaban de mí porque era muy huraña y no me gustaba que me dijeran que siempre estaba molesta o llorando por él. Y claro que yo le tuve que pedir perdón porque no conteste sus mensajes, por quedarme dormida, y hacer que mal interpretara todo.

Volviendo al tema de la fiesta del trabajo a la que no fui, encendí mi teléfono por fin y venían mensajes muy variados desde el sino contestas da esto por terminado, quien crees que eres y por qué me haces esto, ya vi que todo era mentira, y mucha más porquería. Así que tome algunas cosas que tenia de él, algunos regalos, y un dinero que me había prestado y se lo devolví pensando que ese sería el final de esa historia. El me regreso ropa que había dejado, todas las cartas que le había hecho y algunos regalos, y todavía me pregunto si había solución, a lo que le respondí que no que me había dado cuenta que no era yo lo que quería, no le gustaba nada de mí, no le gustaba que me gustara dormir de mas, no le gustaba que cada quien tuviera sus momentos de individualidad, no le gustaba que no me gustara los mensajes de texto o Facebook, y sobretodo no le gustaba la idea de que hiciera cosas a las que el imaginaba que yo iba a reaccionar de una forma y no lo hacía porque simple y sencillamente nunca he sido así, y él lo sabía porque se lo había dicho desde el principio, pero creo que yo también me emocione al pensar que era el amor de mi vida y todo lo que me pedía lo hacía aun cuando no estaba bien. Esos días de todos modos siguió enviándome mensajes, que lo recapacitara, que él me amaba, y fue muy difícil no enviarle mensajes y decirle que yo lo amaba también, pero decidí mantenerme en mi postura, después de todo era la primera vez que me pedía perdón sin que yo lo hubiera hecho antes. Además de eso ya no pensaba seguir en la relación era demasiado, hasta se me caía el cabello por las situaciones en las que me ponía. Pero una noche me busco y me dijo que su mamá estaba internada, que estaba muy mal, decidí que lo mejor era apoyarlo y estar cerca del pero no tan próximos, paso una semana donde estuve al pendiente de él y checaba si todo estaba bien en su familia, y así paso, y fue cuando hablamos y le dije que lo que había hecho no era porque quisiera regresar con él, era porque me importa demasiado y quería apoyarlo, él me dijo que estuvo mal durante todo ese tiempo, y que si por favor podía darle una oportunidad, una semana solamente para que cambiaran las cosas y si yo no me sentía cómoda, podía decirle que ya no. Pero sabía lo que iba a pasar en esa semana, iba a ser maravillosa, llena de regalos, caprichos, mucho amor, como siempre que teníamos un momento de paz así era todo era magnifico. Todo eso le convencería y volveríamos a lo mismo después de un mes y preferí rechazarlo. Después de eso ya no nos volvimos a hablar, rara vez nos vemos en el trabajo y cuando nos vemos actúa de dos formas, o me ignora o dice comentarios que son para burlarse de lo que alguna vez fue muy bello.

Yo todavía pienso en él, algunas veces pienso que tal vez en una semana o mes las cosas si hubieran cambiado. Pienso en que hubiera cambiado si me hubiera escapado y casado. Pero no creo haber hecho lo incorrecto, he terminado y alcanzado algunas metas que pensé que nunca haría. Y sigo teniendo el apoyo incondicional de mi familia. Algunas veces me gustaría saber si él se arrepiente de todo ya que para el yo solo estuve mintiendo todo el tiempo. No lo sé, solo me queda el recuerdo de algo que marco mi vida por completo y que aunque dolió, y dolió mucho, me dejo con la posibilidad de seguir amando mejor y saber cuándo es tiempo de no ceder tanto y hacer las cosas bien, aprendí que no debes hacer las cosas porque tu pareja te lo dice, sino llegar a acuerdos para que los dos estén bien. Y sobre todo a no cambiar quien soy solo porque piensas que no te quedan más esperanzas en el amor. Hace poco hablando con una amiga si debía hablarle de nuevo o no ella me dijo: “el amor tiene dificultades, sí, pero en el amor no se sufre” y es verdad, yo no tengo porque sufrir más y le deseo lo mejor aunque no me pueda leer.



Una larga historia de amor sin fin:

Lo que voy a contar a continuación es una historia hermosa que viví y nunca se cerró.

Conocí a Leonardo un 20 de Mayo de 2006, el lugar: un boliche de Córdoba. Me lo presentó mi compañera de facultad y mejor amiga. Él era alto, rubio, ojos celestes, muy alegre y divertido, era como el hombre de mis sueños.

Yo creí que después de esa noche todo iba a terminar, pero no fue así. Comenzamos a vernos sucesivamente y empezó a formarse una relación hermosa y en mí empezó a despertarse el amor. Si bien juntos hacíamos una hermosa pareja y nuestras personalidades hacían de nuestra relación algo perfecto, él siempre me manifestaba sus miedos al noviazgos y no quería enamorarse; es más, me repetía una y otra vez que si yo me enamoraba él iba a acabar con la relación.

Pasaron 5 meses y fue inevitable decirle todo lo que me sucedía: que lo amaba como nunca había amado a alguien. Pensé mucho en decírselo, porque corría el riesgo de perderlo, pero yo estaba convencida de que él sentía el mismo amor por mí porque siempre me lo demostró y hasta indirectamente me lo decía. Entonces, creída de que todo iba a salir bien y que desde el momento en que yo le manifestara mi amor íbamos a comenzar un noviazgo, decidí escribirle un mail diciéndoselo.

A los pocos minutos recibo un mensaje que decía: “Escuche lo que nunca quise escuchar en mi vida” y luego en un breve chat me dijo que todo se había acabado “Un beso. Chau”. Ese era el final.

Fui a dormir y sentía que me moría, mi llanto era desesperado, no aceptaba la idea de perderlo porque nunca hubo motivos para que eso sucediera. Nunca un grito, una pelea, nada de nada. Al día siguiente le conté esta historia a mi amiga y ella me dijo que iba a hablar con Leonardo para ver si lo podía hacer entrar en razón.

Ese mismo día, por la noche, salimos con mi amiga para levantarme el ánimo y conocí a otra persona. Un chico excelente, Andrés. Le conté mi historia y, sabiendo el amor que yo sentía por Leo, decidió comenzar una relación conmigo. Pasó una semana y con Leonardo nos volvimos a ver y las cosas se arreglaron, decidimos volver.

Pero acá empiezan los problemas, yo tenía que decidirme entre dos personas: Leonardo o Andrés. Qué problema tuve. A Leo lo amaba, pero Andrés era una muy buena persona a la que quería darme la oportunidad de conocer. Y si volvía con Leo corría el riesgo de volver a sufrir, pero lo amaba.

Fue un mes muy duro Noviembre de 2006. Hasta que tome la decisión: cortar con Leo y seguir con Andrés. Y así comenzó la relación o “mentira” con Andrés. Lo quise mucho pero nunca me olvidé de Leo. Lo recordaba a cada instante y en cada momento, lo lloraba siempre.

Leonardo se sintió muy traicionado con mi decisión. Pasaron meses y meses y no supe mas nada de Leo, hasta Abril de 2007. Nos vimos un 15 ó 16 de abril y revivimos nuestra relación, fue un momento mágico y maravilloso. Me sentía bien pero mal a la vez porque estaba engañando a Andrés. Él sabía que yo seguía enamorada de Leonardo, pero luchaba por conquistarme.

En el año que duró nuestro noviazgo yo lo engañe dos veces con Leonardo. Leonardo me confesó estar enamorado de mí y me dijo que yo era la única mujer con la que tendría una relación seria. Todo eso me llevo a cortar con Andrés y tratar de retomar la relación con Leo. En enero de 2008 nos volvimos a ver con Leo ya dispuestos a volver, pero ese día sentí que ya no lo amaba como antes, no era el mismo sentimiento, pero lo mismo decidimos volver.

Hasta que en mi trabajo conocí a una persona con la que mantengo una relación hasta hoy. Esta relación empezó en febrero y yo logre sacarme de mi mente a Leo y cuando le comente que no íbamos a volver porque yo había comenzado otra relación, desapareció y nunca más me hablo. Yo al principio no me sentía mal, yo me lo había buscado. No tuve recuerdos de él hasta hace muy poco que mi corazón me lo reclama.

Estoy perdida, confundida y ya no se que hacer. Estoy segura de que Leo es el amor de mi vida y que nunca voy a amar tanto a alguien como a él. No me animo a hablarle porque lo destruí con mi última decisión de no volver. Sé que me ama, lo vi en sus ojos esa tarde de enero. Yo lo amo con todo mi corazón y necesito que alguien me aconseje sobre lo que tengo que hacer: ¿olvidarlo y seguir con mi actual pareja o buscarlo nuevamente?





UN CONDENADO MEDICO

Una mujer acompañó a su marido a la consulta del médico. Después del chequeo habitual, el médico llamó a la mujer sola a su despacho y le dijo:
- Señora, su marido tiene una enfermedad muy grave, combinada con un estrés terrible. Si no hace lo siguiente, sin duda él morirá.
Cada mañana, prepárele un desayuno saludable. Sea amable y asegúrese de que esté siempre de buen humor. Prepárele algo rico para comer, que le alimente bien y que pueda llevar al trabajo. Cuando regrese a casa debe esperarlo con una cena especial.
No lo agobie con tareas, porque podría aumentarle el estrés. No hable de sus problemas ni discuta con él, sólo agravará su estrés. Intente que se relaje por las noches, utilizando ropa interior "sexy" y dándole muchos masajes. Y lo más importante, haga el amor con él varias veces a la semana. Si puede hacer esto durante los próximos 10 o 12 meses, creo que su marido recuperará su salud completamente.
De camino a casa, el marido le pregunta a su mujer:
-¿Qué te dijo el médico?
-¡Que te vas a morir!------


GUARDIAS Y EL GITANO

Van dos gitanos por el puente de Triana en Sevilla. Se encuentran de cara a una pareja de Guardias Civiles de los antiguos con dos mostachones grandísimos. Se va uno de los Guardias Civiles para el primer gitano y le espeta:
- Oye tú, ¿cómo te llamas?
- Me llamo Pepe, Pepito, José, Joselito.
Este Guardia Civil ni corto ni perezoso le dice al otro Guardia:
- Dale 4 leches por cada nombre.
La cara del gitano había que verla, parecía el muñeco de MICHELÍN. En ese momento le dice el mismo Guardia Civil al otro gitano:
- Y tú, ¿cómo te llamas?
El pobre gitano con cara de compungido le dice:
- Mie usté, zeñó Guagdia, yo apenas me llamo Antonio.